viernes, 13 de febrero de 2009

La frustración existencial en la posmodernidad como una necesidad en el hombre de retorno hacia lo humano (Pt II)


Aquí le dejo la segunda entrega de mi ensayo. Ojala les guste, dejen sus comentarios, críticas y dudas.

Capítulo II. El sentido de vida dado por las instituciones fundadoras de la historia del hombre

La frustración existencial

El ser humano, como ya se ha mencionado, tiene como tendencia natural no sólo el buscar el placer y la satisfacción de las necesidades, sino que dentro de sí deberá existir una razón para vivir, lo que Frankl ha llamado sentido de vida, y que toma un rol importante en la persona, ya que si la persona se detiene a contemplar su existencia y no encuentra una razón para la cual esté realizando lo que hace puede sentir que ya no vale la pena vivir. A este sentimiento de falta de sentido en la vida Frankl le ha denominado frustración existencial, vacío existencial ó complejo de vacuidad. Durante este trabajo se tomará el termino frustración existencial sobre los otros dos términos, ya que considero que es el concepto que mejor determina el estado en el que se encuentra la persona que no tiene un sentido de vida, siendo la principal característica del sujeto un sentimiento de frustración constante que le invade a cada momento y en cada actividad que realiza. Aunque cabe aclarar que el término más conocido y utilizado por los logoterapeutas es el de vacío existencial.
La frustración existencial es un elemento resultante de la industrialización, debido a que la modernización del trabajo y la implementación de maquinaria que haga más rápido y más fácil el trabajo del hombre traen por consecuencia que la persona tenga más tiempo libre, y son estos ratos de ocio y falta de actividad en los cuales se llega a sentir aburrimiento, aburrimiento por su vida o por su rutina también, en donde lo que hace no le satisface porque no le encuentra un sentido, todo es mecánico, repetitivo e infructuoso. Las personas que están frustradas existencialmente no saben cómo o con qué llenar este tiempo libre, se refugian en el alcohol, las drogas o la televisión.
El hombre que es presa de la frustración existencial, al no saber cómo encontrar un camino que le lleve a salir de su aletargamiento emocional no sabe realmente qué es lo que quiere hacer y se dejará llevar fácilmente por aquello que los demás quieren que haga, sucumbiendo así por completo al conformismo. Los medios masivos de comunicación, así como el mercado, juegan aquí un papel fundamental en la creación de sentidos de vida artificiales que el sujeto toma como suyos sin que estos le pertenezcan, todo lo que tape ese hueco existencial es bienvenido por aquellos que son presas de la frustración existencial.
El ser humano también tiende a confundir, gracias a las prioridades que equivocadamente marcan las sociedades posmodernas, el sentido de vida con el éxito, con la riqueza o el poder. Sin embargo, como Frankl lo menciona, la existencia de las personas se empobrece si se identifica con éstos aspectos, “la falta de éxito no significa la falta de sentido”, ya que la misma experiencia humana puede mostrar que los fracasos que son bien asumidos son fuente de crecimiento humano, de aprendizaje y constituyen verdaderos triunfos en el interior mismo de la persona, gracias a la libertad de actitud que cada persona decide mostrar ante estos tropiezos.
La frustración existencial es de naturaleza patógena y podría llevar a la persona a caer, como ya se mencionó, en un tipo de neurosis conocida como neurosis noógena, que encuentra su base en la dimensión noética o espiritual de la persona, en donde no se encuentra un para qué vivir, hay un sentimiento de vacío y de falta de dirección en la vida y que puede traer como síntomas la depresión y tendencias al suicidio.
Frankl mencionaba que se debe tomar en cuenta que solo cerca del veinte por ciento de las neurosis están relacionadas con la pérdida de sentido, él decía que “el hecho de que hoy la gente identifique de forma tan general la logoterapia con la psicoterapia orientada hacia el sentido es, sin duda, un síntoma de nuestro tiempo, del estado de enfermedad del espíritu de la época” (Frankl, 1982).

El sentido de vida artificial

¿Cuándo es que surge la idea de una frustración existencial en el hombre? O más aún ¿a raíz de qué surgen las corrientes humanistas que llevan a reformular la concepción de la existencia del ser humano y, a fin de cuentas, a cuestionar el sentido de la existencia? Ubicar estas interrogantes en un contexto histórico podría remitirnos a los trabajos de la fenomenología de Husserl (de la cual la logoterapia ha heredado gran parte de sus ideas), y los pensadores fundamentales del existencialismo como tal Heidegger, Jaspers y Sartre en el siglo XX. Dentro de las ideas que el existencialismo planteaba, buscando dar al ser humano un nuevo rumbo, está la que defiende la idea de que no existe un poder trascendental que lo determine todo, implicando así la idea de que el individuo es libre y totalmente responsable de sus actos, incitando la creación de una ética individual apartada de cualquier sistema de creencias ajena a él, poniendo las bases a su vez para la creación de las corrientes humanistas.
Sin embargo, si se analiza el contexto social en el que se desarrollaron todas las ideas que irían a parar en la llegada de las corrientes humanistas podemos darnos cuenta que el detonante para que se buscara modificar la concepción del individuo se cimentó en los acontecimientos que dieron lugar al holocausto.
Hasta antes de la segunda guerra mundial el ser humano probablemente no había tenido la necesidad de preguntarse cuál era el sentido de su vida, o en el peor de los casos no se le tenía permitido hacerlo. Este privilegio, tanto la pregunta como las respuestas que dieran al hombre un sentido a su vida, se le habían otorgado de manera exclusiva a las grandes instituciones que introducen al ser humano dentro de lo social a las que Lacan llamaría el gran Otro. Ese Otro al que me referiré al hablar de las instituciones que representan lo social y que fundan al individuo dentro de la sociedad, que a su vez le asientan las reglas con las que debe conducirse en su diario vivir, y que Lacan llama en sus teorías el nombre o la ley del padre, debido a la analogía que hace entre la importancia de la figura paterna como creadora de ley para el sujeto y la necesidad de que esto se lleve a cabo con éxito para que el sujeto se adentre en lo social de una manera adecuada.
Estas grandes instituciones se encargaron de proporcionar al hombre una razón para vivir, desde el Rey, la Iglesia, o el Proletariado, el sujeto siempre se encontraba, al momento de definir su existencia, en una relación directa que lo determinaba como parte alienada de ese Otro, y que le permitía en gran medida olvidarse de los cuestionamientos acerca de lo que para él tenía sentido en la vida, puesto que el sentido lo imponía la misma cultura. Conocida como servidumbre voluntaria gracias a Rousseau, esta manera de vivir en la que los sujetos se sometían al otro bajo su resguardo, les daba una identidad, de modo tal que la manera en la que se definían como personas era exclusivamente en la referencia directa hacia ese Otro que les gobernaba.
Sin embargo, a pesar de que el ser humano se encontraba ya con un sentido dado luchaba constantemente con la necesidad de liberarse de ese Otro, de emanciparse y romper con las ataduras que tanto tiempo le llevaron a vivir como neuróticos freudianos, llenos de sentimientos de culpa por querer eliminar a esa figura de poder (la imagen del padre en Lacan) que limitaba su capacidad de ser completamente libres en toda su esencia. Ya Rousseau lo decía en el siglo XVIII “todos los hombres son libres por naturaleza, pero en todos lados se encuentran encadenados” (Rousseau, 1762), esta concepción sobre el ser humano estaba a punto de cambiar.
El último de los grandes relatos en la historia que utilizara en su discurso la ontogénesis del hombre de modo que estuviera vinculado a un gran Otro fue durante la cúspide del gobierno nazi en Alemania. Adolf Hitler y su nacional socialismo introdujeron en la razón del sujeto la idea de que cada uno de los seres humanos sobre la tierra obtenía un determinado valor dependiendo de la raza a la que perteneciera, pues la concepción de las razas arias solo consideraba a los hombres como puros si su raza no se había mezclado con alguna otra raza, si se era impuro no se era digno de considerarse persona. Tal desvarío tuvo un impacto tan profundo en la gente de distintos países que siguieron sin pensar al tercer Reich en la preparación de una guerra, que no solo dividió al mundo en dos grandes bloques que luchaban por imponer su ideología sobre lo que para ellos era considerado como ser-humano, sino que llevo a la más grande masacre jamás conocida por el mundo moderno, y que acabo con la vida de millones de judíos en los campos de concentración, en los hornos crematorios, cámaras de gases, fusilados o muertos de inanición. Y más aún, la marca que dejó en las personas la facilidad con la que se tomó la decisión de detonar la bomba atómica sobre Japón, como se podía acabar con pueblos enteros en cuestión de segundos, el hombre nunca había visto nada similar en toda su historia.
A partir de entonces todo cambió. La manera en la que el sujeto se había venido comportando en su paso por el mundo y la concepción que tenía de sí mismo y del Otro se modificaron radicalmente. Algo muy dentro de las personas en todos los rincones del mundo se rompió, ninguno de los grandes relatos fundadores del ser humano podría ya confortar el sentimiento de impotencia y repulsión que la humanidad sentía por sí misma y por aquel Otro al que se había venido sometiendo. El hombre no estaba dispuesto ya a permitir que su vida siguiera siendo manipulada por las grandes instituciones, que utilizando falsas promesas e ideales dispusieran de las vidas y los pensamientos de las personas, era la gota que derramara el vaso, las grandes heridas que sufriera la humanidad a lo largo de su historia por fin le cobrarían factura: batallas por la conquista de nuevas tierras, por la emancipación del yugo de reyes tiranos, la barbarie de la inquisición, las santas cruzadas, el oscurantismo medieval y las dos grandes guerras mundiales, cómo poder soportar ese peso sobre los hombros.
Ya el hombre era incapaz de creer en nada, todo gran Otro perdió no solo su valor sino también la confianza de aquellos que durante tantos siglos habían renunciado a su condición libre para que pudieran brindarles un sentido en la vida que guiara cada una de sus acciones. Por fin el hombre había roto con esas cadenas que le ataban, de una vez por todas decidió terminar con las falsas ilusiones que todo gran Otro le procuraba, adiós a los grandes relatos, lo que llegaba ahora era la liberación de toda atadura, la individualización del hombre posmoderno. La individualización que nos habla de ese proceso de ensimismamiento que actualmente sufre la humanidad, término que ha sido extraído de las obras de Dany-Robert Dufour y que el francés Guilles Lipovetsky explica como un proceso de personalización en su libro “La era del vacío”

Génesis de la posmodernidad

Dios ha muerto, el Rey ha muerto, el Pueblo ha muerto […] nosotros los matamos a todos, nos liberamos de la servidumbre voluntaria: pero ahora hemos quedado solos, vivimos irremediablemente solos con nosotros mismos. (Dufour, 2002)

El sueño que tanto tiempo había anhelado el ser humano se había realizado por fin, esa necesidad de liberarse de todo aquello que intentará determinarnos estaba siendo satisfecha, ahora podíamos empezar a reconstruir un ser humano nuevo y mejorado, sin ataduras ni limitaciones, el único límite era uno mismo. Así se iniciaba la carrera del hombre posmoderno a finales de la segunda guerra mundial en 1946, las corrientes ideológicas que buscaban re-humanizar el mundo de una manera urgente comenzaban a fluir como grandes mares que lo cubren todo. Ahora ya el hombre había comprendido que esperar que alguien le buscara un sentido de vida, sea Dios, el estado, la familia o cualquier gran Otro que existiera, no había rendido los frutos que se esperaban, no habían respondido de manera adecuada a esas promesas de una vida armoniosa y pacífica donde todos pudieran coexistir, le habían defraudado en lo más profundo de su ser.
Grandes corrientes de la psicología humanista lideradas por Rogers, Maslow, Jaspers, Pearls y otros grandes pensadores, ayudaban al hombre a tratar de buscar una nueva vida en la cual la libertad humana era la máxime primordial, Frankl encontró aquí su aparición triunfal, publicando su libro “El hombre en busca de sentido”, que hablara también de esa libertad inherente a todo hombre y por la cual se debería luchar y exigir que se le respetara. El camino hacia la libertad del ser humano se había comenzado ya, la individualización del hombre comenzaba a cocinarse en las llamas de una humanidad ansiosa por probar las mieles de la emancipación. Conocida también como Proceso de Personalización por Guilles Lipovetsky, esta individualización del hombre, instaura la mutación que sufrió la vida de las personas y su afán de desligarse de toda atadura. Él escribía en 1986 en “La era del vacío” que “el proceso de personalización corresponde a la fractura de la socialización disciplinaria, a una sociedad flexible basada en la información y estimulación de las necesidades, el sexo y la exaltación de los “factores humanos” en el culto a lo natural, cordialidad y sentido del humor”. La figura de poder que había representado la imagen paterna en su forma de gran Otro y del otro también se encontraba en camino de volverse más y más pequeño y de perder su autoridad a manos de una necesidad de libertad. Este era momento de que el hombre se preocupara solo por sí mismo, por el aquí y el ahora y por procurar conseguir la felicidad de la manera más sencilla en el menor tiempo posible, esa era la necesidad de aquella humanidad de los años 40’s y 50’s.
El “derecho a la libertad” hacía eco en cada rincón de la tierra. Ya entrados los años sesenta los movimientos obreros, estudiantiles, feministas entre otros, exigían este derecho, era así como esta batalla se empezaba a ganar frente a un Otro completamente desmoronado, incapaz de dar pelea. Es así como se entraba de lleno a la posmodernidad, con un individuo que no cree más en nada ni en nadie, solo se puede confiar en sí mismo, en mi libertad, en mi existencia aquí y en disfrutar el ahora.
Pero para entonces, ya se encontraba latente el germen de aquello que vendría a saldar cuentas como cobro ante el privilegio de obtener nuestra libertad, escondido dentro del capitalismo y la democracia se estaba preparando ese Otro prefabricado que aprovecharía la oportunidad para ocupar el espacio dejado por los derrotados, el consumismo, como arma más poderosa del mercado globalizado, se encargaría de dotar a este nuevo individuo de un sentido de vida que a la larga sería un precio muy caro por pagar como deuda de la liberación humana.

6 comentarios:

  1. es como lagota de sangre q sale de ti y se coagula YA NO EXISTE!!!

    PRIMERO KIERO EXPRESAR Q ES EL EXISTENSIALISMO PARA MI, LA IDEA QUE HE CONSTRUIDO CON MIS INVESTIGACIONES:

    LLOro, soy yo, pienso soy yo existo,
    camino, la sangre corre, me fastidio soy yo!!!
    soyyo porque existo!!! es la idea de que uno nace y es arrojado almundo=existencialismo! y conforme creces vas construyendo tu escencia

    deja q la gota se derrame, tu sigues aqui, es decir no te deprimas no creas q no vale lapena vivir!!! el placer permanece aun sabes por que? POR QUE EXISTES!!!

    CREEN QUE LASOLUCION ES QUE NO HAYA AVANCES PARA NO UNDIRNOS EN ELLOS?? JAJAJA yo tampoco

    todo esta en eluso que les den y la cultura,bueno creo!
    ademas esto nos lleva a muchas situaciones escritas enlos diferentes ensayos de este blog!
    ANAYELI HERNANDEZ LEON

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  2. Hmmm, agradezco tus comentarios pero sinceramente me cuesta seguirte, porque no se a que parte del artículo haces referencia, pero muchas gracias por seguir comentando, todas tus aportaciones son muy valiosas para mi :P

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  3. MUY BUENA NOTA:D BUSCO INFO PARA EL COLE!JEJE

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  4. Si muy buen ensayo... y espero q no te moleste me tome la libertad de mencionar algunas partes en un trabajo que hize, sobre las frases q resaltas de Frankl, espero q sigas escribiendo de esa manera todo aporte me parece q siempre es de ayuda para los demás. Porque como dice Viktor Frankl, a mi entender... que el sentido de vida surgira en base a mi esfuerzo y dedicación, que yo ponga en lo que realizo no solo para mi, sino proyectado también hacia los demás, y en parte creo q es lo q tu haces.

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  5. empecé 1carrera abandoné y luego otra,debo pocas materias pero la odio, no es la que había soñado,sino otra que deseaba ingresar pero no aprobé,a laedad que tengo se me hace re- pesado mentalmente, me decepcionó el estudio= no puedo digerir el asunto, me da rabia y resentimento, por 1 incapacidad, no me permitió, tener hoy, 1 gran medio de vida!

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