domingo, 7 de abril de 2013

lunes, 1 de abril de 2013

"Encuentros" Episodio 1: Inteligencia Emocional



Nos da mucho gusto compartir contigo nuestro nuevo podcast "Encuentros", esperamos que los temas que iremos tratando cada semana sean de tu interés. Agradecemos los comentarios que tengas sobre el programa para que podamos mejorarlo cada vez más. Esperamos te guste. Gracias. 

Puedes escucharlo a continuación:

jueves, 7 de marzo de 2013

¡Mi hijo no quiere hacer su tarea!

Muchos padres se encuentran en la difícil situación de tener que hacer la tarea con sus hijos y que estos no quieran realizarla o la hagan a regañadientes. La hora de hacer la tarea puede llegar a ser un momento tan frustrante para los padres, que llegan a tal desesperación que han encontrado como único camino el obligar a sus pequeños gritando, castigando, amenazando o incluso golpeándolos con tal de que hagan sus deberes escolares. No pocos padres incluso llegan a sacar conclusiones terribles sobre sus hijos como que "tiene problemas de aprendizaje" o "es que es hiperactivo", colocando una etiqueta sobre ellos que afectará negativamente su desarrollo integral (ayudados algunas veces por sus maestros que se muestran incapaces de sugerir alternativas adecuadas). Si pasas por algo similar con tus hijos, te recomiendo que leas los siguientes tips que te ayudarán a mejorar el momento de hacer la tarea con tus hijos:

-Antes que nada, revisa que te encuentres con la disposición emocional y de actitud para sentarte a hacer con ellos la tarea, la principal causa de los conflictos a la hora de la tarea se dan porque los padres ven en este momento una pesada carga pues deben dejar de hacer lo que están haciendo. De lo contrario, busca ayuda para que te apoyen con tu hijo y no te sigas forzando a una situación que sólo produce que lastimes a tu hijo.

-Fija una hora concreta del día. No lo dejes para cuando te desocupes, o para cuando se termine tu novela. Establece un horario específico todos los días y avísale con tiempo, unos quince minutos, que la hora de hacer tarea está por llegar. Así los preparas psicológicamente para que se despidan de lo que estén haciendo y poco a poco se formen el hábito (a algunos papás nos funciona ponerles cerca una alarma para avisarles que es hora de la tarea).

-Ubica un espacio adecuado. Dale la oportunidad a tu hijo de construir un espacio agradable para que haga su trabajo, una pequeña mesa y una silla en algún rincón de la casa servirá. No tiene que ser algo muy elaborado, pero si permite que el mismo escoja si quiere tener alguna decoración o adorno que le haga sentir mejor, es preferible que sea un lugar apartado de tv o videojuegos, con buena iluminación y que no sea en el comedor o sobre la cama que esos lugares son para comer y dormir. Y si no cuentas con la posibilidad, al menos procura que sea agradable el espacio y no lo pongas a hacer sus tareas, por ejemplo, encima de los platos sucios en el comedor.

-Respeta su ritmo. Dale la oportunidad de hacer pequeñas pausas cada determinado tiempo, (5 minutos cada 25 minutos, y 15 minutos de descanso después de cuatro periodos de trabajo de 25, se conoce como la técnica pomodoro) es buena estrategia, y permitele que camine se estire o se distraiga un poco (no recomiendo tv o videojuegos entre pausas). Esto le ayudará a rendir mejor, ya que hasta para un adulto es complicado mantener periodos de concentración prolongados sin disminuir su rendimiento.

-Haz de la hora de tareas una experiencia agradable. Esta es la parte más complicada, ¿cómo hago para explicar a mi hijo la importancia que tiene para su futuro que sea un buen estudiante?, es prácticamente imposible, un niño no piensa aún en facturas o en crisis económicas, sus intereses son divertirse y conocer sus mundo, por lo que discursos sobre la importancia de "ser alguien en la vida" (?) no tienen ningún efecto sobre sus ganas de hacer tarea. Mejor te invito a que hagas de la experiencia algo agradable para él, hazlo divertido e inventa juegos e historias sobre lo que hace en su tarea (yo con mi hijo por ejemplo juego a que las líneas que hace son espadas y los círculos escudos de su héroe favorito, y que mientras más derechitas las va haciendo más eficaces son para derrotar a los enemigos). Ponle algo de música clásica y sírvela su bebida favorita o un bocadillo por si quiere. Verás que mientras más divertida sea la experiencia, menores serán las resistencias para hacer su tarea.

-Reconoce sus avances y logros. No lo presiones todo el tiempo, no lo regañes si no hace algo como tu lo esperas, recuerda que se encuentra en un proceso y no puede ir al ritmo que quisieras, deja de compararlo con otros niños o con sus hermanos. Mejor reconoce sus esfuerzos, que importa si no lo hace tan bien, pídele que revise su tarea al terminar, y si él está conforme deja que se haga responsable de aprender de los errores, para eso está su maestro, así que por favor ¡no le borres el trabajo que ya realizó!, mejor habla con su maestro para que te apoye en esto, es terrible para un niño que está dando todo de sí y deja de hacer tantas cosas divertidas para hacer su tarea, que lleguen sus padres y arbitrariamente borren lo que lleva. Nada te cuesta al final, darle una pequeña palmada en la espalda de reconocimiento, reconocerle su esfuerzo o regalarle un abrazo que le motive cada vez más.

Por último, no olvides que la tarea es una actividad que proviene de la escuela y tu no eres su maestro, tu tarea como padre es proporcionarle los medios para que se desarrolle académicamente, formarle los hábitos y valores sobre la tarea, y apoyarle cuando no comprenda algo de lo que le han dejado de tarea. Pero no te corresponde a ti estar todo el tiempo sobre él, corrigiendo hasta el más mínimo detalle porque tienes miedo de que vayan a ponerle una mala calificación, es parte de su proceso aprender a hacer sus tareas con mayor cuidado y empeño, pero si tu actitud es sobreprotectora o autoritaria, nunca logrará automotivarse, y siempre tendrás que estar tras él para que haga los deberes escolares. Hay muchos maestros que contribuyen a aumentar la angustia de los padres por su incapacidad para motivar a los niños en el aula, y dicen cosas terribles a los padres que no hacen más que afectar las relaciones con sus hijos. Ten mucho cuidado con esto, recuerda que la escuela es solo una parte de todo lo maravilloso que tu hijo puede llegar a ser, es muy importante que sea un buen estudiante, pero eso no lo define, es más importante que aprenda a relacionarse con los demás, que tenga una comunicación adecuada y afectiva con sus padres, que viva y se alimente de experiencias positivas en su día a día. Si permites que tu hijo se desarrolle plenamente según sus intereses y no los tuyos, verás como poco a poco logra mejorar si le brindas lo más importante que es tu cariño y tu comprensión, nunca está de más buscar un poco de orientación sobre estrategias o técnicas de estudio, pero nada mejor que conocer a tu hijo y descubrir por ustedes mismos que hay cosas mucho más importantes que una calificación, empieza por disfrutar la alegría y la magia en la sonrisa de tus hijos, tú y tu familia se lo merecen.

miércoles, 27 de febrero de 2013

La comunicación afectiva y profunda

La mayoría de las familias mantienen un nivel de comunicación superficial no profundo, ejemplos como el siguiente son frecuentes a la hora de la comida:

Papá: hijo como te fue en la escuela.
Hijo: bien.
Papá: y que hiciste.
Hijo: nada, lo mismo de siempre.
Mamá: y ahora no te castigo el maestro como de costumbre.
Hijo: si pero fue por culpa de Juan.
Papá: siempre es la culpa de los demás.
Hijo: "pos" si, yo no hago nada, ellos me molestan.
Mamá: ¿y también por su culpa eres burro y repruebas? deberías de ser como tu hermano, nomas cosas malas aprendes de tu padre.

Y así se podría seguir durante un largo rato hasta que alguien grite y se retire de la mesa. Como esta situación se repiten diariamente en todo momento al interior de la familia, entre padres e hijos, en la pareja y entre hermanos. Definitivamente, esto no es una buena forma de comunicarse. Te invito a que tomes en cuenta las siguientes caracteristicas que te propongo con la finalidad de mejorar la forma en que te comunicas con tu familia.

-Hay un tiempo para hablar y otro para escuchar: estamos muy acostumbrados a interrumpir a los demás. Es importante respetar el turno para que el otro hable, y esperar a que haya finalizado antes de que yo comience.

-Escuchar activamente: pon toda tu energía y tu atención en escuchar lo que el otro comunica, evita pensar en la forma en la que vas a "defenderte" o "atacar" al que habla, trata de intentar comprender cómo me sentiría yo en su lugar, es decir, desde la empatía.

-Escuchar es solo escuchar: no juzgues, no reclames, no te burles, no regañes, no aconsejes. Pero tampoco prometas nada que no estes seguro de poder cumplir, basta con hacerle saber al otro que escuchamos lo que nos dijo y que es importante lo que piensa o siente. Un simple asentimiento con la cabeza, un "comprendo" o "gracias por decírmelo", son mucho mejores, si no has comprendido algo solo dile "cuéntame un poco más sobre eso para comprenderte mejor".

-La mirada: mira a la otra persona a los ojos cuando te habla, evita estar mirando hacía otro lado pues eso envía el mensaje de que no te interesa realmente lo que te dice, si vas manejando o estás ocupado en otra cosa, mejor acuerda un momento posterior para hablar sobre ello.

-Colocate al nivel corporal del otro: sobre todo, esto es importante con los hijos pequeños, coloquense a la misma altura corporal, arrodillate si tu hijo es muy pequeño o tomen asiento. Esto es uno de los puntos que con mayor facilidad se omiten en la comunicación y obstaculizan el fluir adecuado de el diálogo.

-Establece contacto: toma de la mano al otro mientras hablas, sobre todo si es un tema importante, hazle sentir que lo que te dice significa mucho para tí, esto fomenta un ambiente más calido de diálogo entre ambos.

-Respeta su espacio vital y su momento: si el otro no quiere hablar, no quiere que le toques o no quiere que te acerques a él, escucha su lenguaje no corporal, date cuenta que no es el momento adecuado y déjalo pasar por ahora, más tarde posiblemente encuentres las condiciones propicias para que se de el diálogo.

Espero que estos consejos te ayuden a mejorar la comunicación en tu familia, muchos de ellos incluso los puedes aplicar en el trabajo o cualquier situación. Verás que si los pones en práctica poco a poco verás cambios positivos en todas tus relaciones. Aprende a ser feliz, aprende Inteligencia Emocional.

viernes, 1 de febrero de 2013

Fomentar valores y hábitos en los hijos

Muchos padres de familia tienen dificultad al momento de educar, ya que buscan inculcar ciertos valores que ellos consideran importantes para sus hijos La principal complicación se basa en la dificultad que tienen para transmitir a los niños el concepto determinado valor, pues a los niños les significan muy poco frases como "debes ser más responsable, disciplinado, ordenado, etc." Si tu eres uno de esos padres que tienen problema para transmitir algunos valores o hábitos a tus hijos, pon mucha atención a los siguientes consejos que te pueden ayudar:

Establece bien claros los valores que quieres transmitir. No digas "quiero que se porte bien", esto es algo muy ambiguo y solo te generará frustración al momento de no ver resultados rápidamente. Así pues, haz una lista de aquello que esperas fomentar en tu hijo, digamos unos cuatro o cinco objetivos a perseguir.
Construye una "jerarquía de hábitos y valores". Evidentemente todos los valores son importantes, pero puedes identificar un orden de importancia para que tu método sea más efectivo. Por ejemplo, tal vez consideres que lo que tu hijo necesita mejorar primero es su conducta violenta, ser más respetuoso con los demás, y podrás dejar para después sus hábitos de limpieza. No olvides que si los presionas para que cambien muchas cosas a la vez lo más seguro es que termines frustrándolo y no haga nada de lo que buscas mejorar, dales tiempo para mejorar poco a poco y un elemento a la vez.
Predica con el ejemplo. Siempre les digo a los padres que no pidan a sus hijos nada que no estén ellos dispuestos a dar, y mucho menos que cambien algo que ellos no están dispuestos a cambiar. Creo que está claro a que me refiero entonces con predicar con el ejemplo, esta parte es esencial para que puedas fomentar hábitos y valores eficazmente.
Ponle un nombre a lo que hace. Ya mencionaba al principio que decirle a tu hijo cosas como "pórtate bien" o "se más responsable" no es tan eficaz como por ejemplo decirle cuando observas que recoge sus juguetes: "muy bien hijo, veo que estás recogiendo tus juguetes sin que yo te lo pidiera, a eso yo le llamo ser ordenado", o "estas haciendo tu tarea antes de ver la televisión, eso se llama ser responsable, ¡muy bien hijo!". Si te parece conveniente puedes incluso ponerle nombre a las cosas que tu haces para fortalecer el punto anterior, verás como poco a poco tu hijo entiende la importancia de sus actos y decisiones.
No premies o castigues. No lo premies con regalos cuando logra poner en práctica un valor o un hábito, esto solo lo condiciona para buscar aquello con lo que le estás premiando y no le hace realmente consciente del efecto de sus acciones, te sugiero que mejor le regales un abrazo, un ¡muy bien! o incluso con una sonrisa o asentimiento de aprobación será más que suficiente. Pero sobre todo, no lo castigues, si no obtienes los resultados que esperas mejor busca otras alternativas, lo único que generas con el castigo es resentimiento de tus hijos hacia ti y además propicias que cuando estén frente a ti no hagan aquello que te molesta, pero que en cuanto les des la espalda lo hagan de nuevo tratando de que no los descubras.
Sobre todo tienes que practicar tu paciencia, educar a los hijos es una tarea complicadísima que lleva tiempo y esfuerzo, además de muchas otras cosas, por lo que es importante que no te sientas frustrado y trates de relajarte un poco, lo peor que le puede pasar a un papá o mamá interesado en mejorar la educación de sus hijos, es ser presa de la angustia y la culpa, tienes más oportunidad de formar a tu hijo en un ambiente sano, cuando te muestras equilibrado emocionalmente y no pierdes el control de tus reacciones.

miércoles, 30 de enero de 2013

Contagio emocional

Constantemente solemos decir que al estar cerca de alguien que se encuentra en un estado emocional en particular (enojado, triste, contento, etc.) nos "contagiamos" de estas mismas emociones y esto nos lleva a tomar decisiones que tienen que ver con quedarnos al lado de dicha persona o alejarnos inmediatamente. ¿Pero qué de cierto tiene esto? A decir verdad, mucho. Las investigaciones recientes en materia de neurociencia han demostrado que el sistema límbico, centro de las emociones en el cerebro, a diferencia de otros sistemas, es un sistema abierto, que se encuentra influido por los estímulos externos, y que además está poblado por neuronas espejo que son capaces de imitar conductas e incluso emociones que observamos en el otro. Al comienzo de una interacción con otra persona, los ritmos corporales suelen ser distintos, con contenidos emocionales diferentes, pero al cabo de unos minutos de contacto por medio de los sentidos, nuestro cerebro comienza a captar inconscientemente los gestos, posturas, ritmo de voz y todas las variaciones del lenguaje corporal en el otro, gracias a esto, los ritmos corporales tienden a ser similares. A este fenómeno se le denomina "mirroring" o contagio emocional, y en Inteligencia Emocional puede ser utilizado para promover en los otros emociones positivas a partir de hacer consciente que mi propio estado de ánimo puede influir en el otro, y a la vez, al darme cuenta de que los otros pueden influir de igual forma en mi, por lo que puedo detener el contagio de emociones negativas que observo en el otro. Una persona con un alto grado de habilidad para lograr lo anterior, se vuelve alguien capaz de moldear los ambientes relacionales en los lugares donde se desenvuelve, se convierten en promotores de ambientes positivos que mejoran la forma en que nos relacionamos. Toma lo anterior en cuenta cada vez que te topas con alguna persona que tiene la capacidad de influir emocionalmente en ti, recuerda que puede ser un proceso de dos vías, esto te ayudará a mejorar aquellas relaciones que te generan algún conflicto, tanto en casa, como en el trabajo. Aprende a ser feliz, aprende Inteligencia Emocional.

miércoles, 16 de enero de 2013

Secuestro emocional

Seguramente has pasado por una situación en la cual tienes reacciones muy emotivas que no logras controlar, ataques de ira o miedo tan fuertes que te impiden pensar con claridad. Daniel Goleman llama a estas situaciones "SECUESTRO EMOCIONAL". Permíteme explicarte brevemente por qué sucede esto:

Toda la información que nos llega de la realidad es captada por nuestros sentidos (tacto, gusto, olfato, vista, oido) y son enviadas a la parte "razonante" de nuestro cerebro llamada corteza cerebral, que transforma la información y la clasifica para lograr reaccionar de la forma más adecuada. Sin embargo, esta información pasa también a ser revisada por otra parte de nuestro cerebro, el sistema límbico, que podríamos llamarle también "cerebro emocional", ya que aquí es donde se crean las respuestas emocionales que tenemos, y que son lideradas por la amígdala cerebral, que en el momento en que detectan una situación de estrés o de amenaza, producen una reacción química de péptidos y hormonas que irrigan la corteza cerebral, "secuestrando" entonces, nuestra capacidad para pensar y resolver los problemas con claridad. El efecto de dichos químicos es tan poderoso que pueden llegar a tomar el control por completo de lo que hacemos, dando lugar a reacciones no apropiadas para la situación.

No a todas las personas les sucede con la misma frecuencia ni la misma intensidad, pero lo que sabemos es que los secuestros emocionales pueden ser evitados a través de la Inteligencia Emocional, logrando una gestión emocional que nos facilite encontrar salidas menos drásticas para nuestras emociones.
Pero, ¿cómo puedes identificar si estás siendo presa de un secuestro emocional?, toma en consideración los siguientes puntos:

– Sientes una reacción emocional muy fuerte.
– Todo es muy rápido y se te escapa de las manos.
– Intuyes que después del secuestro emocional te darás cuenta de que la reacción no era apropiada, que era desmesurada.

Es importante que tomes en cuenta lo anterior para mejorar la forma en que resuelves tus problemas y te relacionas con los demás. "Aprende a ser feliz, aprende Inteligencia Emocional"

lunes, 7 de enero de 2013

¿Puede una persona cambiar, cambiar de verdad?

Mientras estábamos en sesión una de mis pacientes me hizo precisamente esa pregunta, ¿puede una persona cambiar, cambiar de verdad?, se mostraba muy angustiada pues su relación de pareja no iba como ella esperaba. He escuchado muchas veces la misma pregunta planteada de distinta forma no solo en pacientes, sino también, en familiares, compañeros, etc. Esto me hace reflexionar sobre el concepto que la mayoría tienen sobre el cambio, pues parece ocupar gran tiempo de la energía de las personas en todos los ámbitos de su vida, trabajo, hogar, pareja, hijos, amistades, etcétera. Pedimos continuamente a los demás que cambien, y nos piden a la vez que cambiemos. Pero, ¿es tan sencillo como pedirlo?, evidentemente no, y seguramente lo sepas muy bien pues muchas veces te has visto en una situación en la que has pedido a alguien que modifique un aspecto de su personalidad que te hiere o te disgusta sin resultado alguno, o tal vez te has esforzado hasta el cansancio tratando de cambiar algo de ti que te han dicho que no es agradable sin poder lograrlo. Aquí entonces retomamos la pregunta inicial para cuestionarnos si realmente se pueden lograr cambios profundos en la personalidad o no. Mi paciente se contestaba a sí misma que era posible, pero al menos no es posible cambiar nuestra esencia, y no podría estar más de acuerdo, aunque lo complicado es precisamente entender lo complicado que es conocer la verdadera esencia de quienes nos rodean.
Distingo entonces, dos tipos de cambios en las personas, uno que llamo el "pseudocambio", se trata de la intención de cambiar que se basa en la exigencia ya sea del contexto o de alguien más, cuando alguien más nos pide que cambiemos pero en realidad no creemos en ese cambio, solo lo hacemos porque nos lo piden, porque no queremos perder el cariño de la pareja o que nuestros amigos nos dejen de hablar. Pero el pseudocambio, al no partir de una necesidad propia sino impuesta, es artificial, temporal, a final de cuentas, cada vez que intentamos cambiar, consciente o inconscientemente, se genera una frustración, pues no nos sentimos cómodos cambiando algo que nos gusta en nosotros mismos; decimos que sí, queriendo decir no, y eso tiende a quebrar nuestro fallido intento de cambiar. Es por eso que cuando alguien más nos pide cambiar nos es tan difícil, por temor al rechazo o al abandono prometemos que cambiaremos, pero somos incapaces de decir ¡no quiero cambiar, esa necesidad está en ti, no en mi!. Se podría pensar que es algo egoísta decirle a alguien que no estamos dispuestos a cambiar y que debe aceptar eso como parte de mi. No quiero que se piense que invito a actitudes como la frase que dice "soy así, así nací y así me moriré", al contrario, el pseudocambio no es el único tipo de cambio. Existe también el "cambio empático", que se da en el momento en que observo que me es necesario modificar algo pues me estorba, daña a los demás o me daña a mi mismo. Puede partir de una petición que me hacen de cambiar, pero a diferencia del pseudocambio, no lo hago por temor al abandono o al rechazo, sino por una firme creencia de que quiero cambiar porque eso ayudará a que los demás se sientan bien estando conmigo. En una relación donde existe una comunicación efectiva y afectiva, seguramente haya más posibilidades de que se de un cambio empático, cuando tengo la capacidad de escuchar con toda mi atención las necesidades del otro, poniéndome "en su lugar", preguntándome cómo debe sentirse conviviendo con esa parte de mi que no le gusta, que le causa dolor, será más sencillo lograr ese cambio empático, y si no quiero, si es algo de mi que no estoy dispuesto a cambiar, tendremos entonces que ser completamente honestos con nosotros mismos y decir que no deseamos cambiar.
Algunas personas que me han escuchado decir esto me preguntan si acaso entonces tienen que aguantar a un marido alcoholico, a una madre controladora, a una novia celosa y posesiva, si ellos les dicen que no quieren cambiar. Como en todas las relaciones humanas, a final de cuentas la decisión es propia, no puedo más que expresar, sin exigir, que hay actitudes en esa persona que me causan daño o me molestan, siendo auténticamente sincero desde mi experiencia emocional, no con la intención de manipular en mi propio beneficio. Y si a pesar de ello mi petición no es respondida, entonces valoraré si deseo estar en dicha relación o no, y si decido quedarme a pesar de lo que no me gusta, asumir las consecuencias. A final de cuentas, como dice Sergio Michell, el éxito de cualquier relación se basa en una premisa muy sencilla, que si entendemos en toda la amplitud que posee nos será de gran ayuda: "No necesito cambiarte para quererte".

sábado, 5 de enero de 2013

¿Estamos destinados a repetir los errores se nuestros padres?


Es cierto que muchas de las conductas, actitudes y creencias que traemos con nosotros son patrones que "heredamos" de nuestros padres, es decir, considero que desde que somos pequeños observamos la forma de comportarse de nuestros padres y mucho de ello lo asimilamos como verdades irrefutables. Existen herencias invisibles mucho más profundas que otras, que se encuentran a nivel inconsciente y no nos es posible identificar fácilmente, que se activan de forma automática y funcionamos tal cual lo hizo mi padre o mi madre.


Sin embargo, también creo que esto no es determinante, ¿si mi padre fue alcoholico toda su vida eso me hace a mi un alcoholico? ¿Si mi madre me golpeaba constántemente yo golpearé a mis hijos de la misma forma?, claro que estaremos más expuestos, pero de eso a que estemos "destinados" a ser como ellos hay una gran distancia. Me gusta creer que cada persona es quien quiere ser, independientemente de las experiencias y circunstancias que conforman su historia, todos tenemos la potencialidad de convertirnos en una mejor versión de nosotros mismos.

Aunque, como diría Rogers, tendremos que tener las condiciones necesarias y suficientes para que se realice el cambio, para que decidamos hacer las cosas de forma distinta a como lo hicieron mis padres, y esto se trata de una búsqueda personal, que parte de darme cuenta de qué es lo que quiero en mi vida y qué no. Como padres no podemos más que preguntarnos si lo que hago para educar a mi hijo le servirá para ser una persona independiente y con alto sentido social, a final de cuentas, tal como yo, mi hijo también posee la libertad de decidir qué de todo lo que ve en mí le sirve en su camino, aunque eso signifique ser distinto de mí.
No puedo sino confiar en su capacidad de vivir su propias experiencias de forma responsable, y nunca tratar de imponerle algo que no le pertenece, ni mucho menos culparlo por no cumplir con las expectativas que de mi hijo he formado injustamente.